Una clara tarde de septiembre de 1951, un niño de 13 años llamado Cornelio Closa caminaba a su casa desde la Escuela Primaria Zamora, en Manila, Filipinas, junto con su amigo, Rudolfo. Era un buen día y no había nada que realmente anunciara la rareza que estaba a punto de suceder, pero cuando atravesaron un campo abierto, Cornelio se detuvo en seco.
Rudolfo miró a su amigo para ver a Cornelio pálido y su rostro con una expresión de temor, mirando algo que él mismo no podía ver y con los ojos aparentemente "abultados". Cuando se le preguntó qué estaba mal, Cornelio dijo que podía ver a una chica con un vestido blanco, con cabello largo y rubio y flotando sobre la hierba, y se sorprendió de que Rudolfo no pudiera verla también. Entonces Cornelio simplemente desapareció sin dejar rastro y dejo a su amigo sorprendido solo en ese campo.
Este sería el comienzo del extraño caso de demonios, posesión del niño teletransportador de Manila, Filipinas:
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