Imágenes satelitales reveladas por la NASA muestran como la falta de lluvias provoca una histórica sequía en México, que mantiene sus represas en niveles muy bajos. De acuerdo con los datos, el 15 de abril el 85 % del país atravesaba una crisis por falta de agua.
La situación fue definida por la alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, como la peor sequía de los últimos 30 años y los datos brindados este miércoles 5 de mayo por la NASA apuntan en sentido similar. En base a imágenes satelitales, la agencia espacial de EE.UU. detalló que el nivel de agua acumulado en unas 60 represas del centro y del norte del país no llega al 25 % de su capacidad.
Otro punto del análisis realizado por la NASA es el Índice de Estrés Evaporativo (ESI por sus siglas en inglés), que evalúa la temperatura de la superficie terrestre tomada desde los satélites de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, más datos utilizados para estimar la evapotranspiración, es decir, cuánta agua se evapora de la tierra y de las hojas de las plantas.
Teniendo en cuenta los cambios de la temperatura, al analizar las 12 semanas que van desde principios de febrero hasta fines de abril, se obtuvieron valores de la tasa de evapotranspiración que están por debajo de los normales. Esto significa que la humedad del suelo no es la adecuada para la vegetación, lo que afecta las cosechas.
La falta de precipitaciones, vinculada con el fenómeno de La Niña, comenzó en los últimos meses del año pasado, lo que ocasionó que las lluvias fuesen 20 % menores a lo normal. Según las estimaciones meteorológicas mexicanas, esta situación recién podría comenzar a modificarse el mes próximo, en coincidencia con la temporada de huracanes, que suelen provocar intensas precipitaciones.
Ya a mediados de abril la directora general de la Comisión Nacional del Agua, Blanca Jiménez Cisneros, había afirmado que marzo de este año fue uno de los más secos de la historia, ya que se ubicó en el lugar 71 de los 81 monitoreados desde 1941.
Vista aérea de la represa Villa Victoria, en las afueras de Toluca, México, el 22 de abril de 2021.Fernando Llano / APPor otro lado el pasado 17 de abril científicos advirtieron que EE.UU. y el norte de México sufrirán la peor 'megasequía' en 1.200 años.
El oeste de Estados Unidos y el norte de México viven temporadas secas cada vez más largas desde que comenzó el siglo XXI y algunos climatólogos prevén que esa tendencia provocará a largo plazo una sequía extrema peor que cualquier otra que esté documentada, según refleja un estudio que publica la revista Science este 17 de abril.
Ese documento cataloga el fenómeno como "megasequía" y lo relaciona con la actividad humana no solo gracias a los registros meteorológicos modernos, sino al análisis de los anillos de crecimiento en árboles que tienen hasta 1.200 años.
La investigación cubrió un territorio que abarca nueve estados de EE.UU., desde Oregón y Montana hasta California y Nuevo México, y se extiende al norte de México. Park Williams, bioclimatólogo de la Universidad de Columbia y su autor principal, afirma que "estamos en la misma trayectoria que las peores sequías prehistóricas".
Su equipo cartografió decenas de sequías en esa zona a partir del año 800 y estimó que solo cuatro merecían el prefijo 'mega' por presentar una aridez extrema que duró décadas: la primera a finales del siglo IX y la última al terminar el XVI, de 1575 a 1603.
Al comparar esas 'megasequías' con los registros de humedad del suelo del 2000 al 2018, estos especialistas concluyeron que el desastre actual ya supera las tres primeras y está a poca distancia de la última y peor, ya que el cambio actual afecta a áreas más amplias de manera más consistente.
Las grandes sequías antiguas duraron más de 19 años menos la del siglo XII, que se prolongó durante casi 100. Hoy en día "podemos tener suerte" debido a que "la variabilidad natural traerá más precipitaciones por un tiempo pero, en el futuro, necesitaremos más y más", ironiza Williams quien, aunque admite que no es su predicción para este momento, contempla que esa región puede permanecer árida durante siglos.
Estos investigadores piensan que se trata de una huella del calentamiento global por culpa del ser humano ya que, a pesar de que las condiciones naturales parece que también influyeron en las precipitaciones de los últimos años, la contribución decisiva fue el aumento de las temperaturas. debido a que un aire más caliente extrae más humedad del suelo.
Entre los efectos más palpables figuran la reducción drástica de dos embalses en el río Colorado, bosques secos repletos de insectos que los devastan y el hecho de que los incendios forestales en California y los territorios estadounidenses contiguos afectan a áreas más grandes cada año.
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