Esta información se ha dado a conocer tras el incremento del semáforo de alerta volcánica de amarillo fase 2 a amarillo fase 3, el pasado 28 de marzo.
El sábado 30 de marzo, con apoyo de la Policía Federal (PF), expertos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizaron un vuelo de reconocimiento de las condiciones del cráter del Popocatépetl.
Durante el sobrevuelo se verificó que, como resultado de las más recientes explosiones, las dimensiones del cráter interno aumentaron, alcanzando 350 m de diámetro y 250-300 m de profundidad. No pudo corroborarse la presencia de un nuevo domo de lava.
La determinación de llevar a cabo el sobrevuelo resultó del análisis de riesgo que se realizó, previamente, para determinar las condiciones de seguridad para la tripulación. Es decir, mediante el análisis de los vídeos de las explosiones se determinó que los fragmentos balísticos alcanzan alturas de entre 500 m y un kilómetro en aproximadamente 8 a 10 segundos, y su alcance horizontal es de 1 a 3 km. Por ello, el vuelo se realiza a los 20 mil pies (cerca de 6,100 m de altitud) o sea, a más de 1 km sobre el piso del cráter, y de manera oblicua para no estar directamente sobre el cráter. El piloto sabe que, en caso de detectar una explosión, debe modificar instantáneamente la ruta para alejarse rápidamente del volcán.
Las autoridades han instado a la ciudadanía a permanecer atenta y prepararse para una posible evacuación. Para ello, insisten en mantener las rutas de evacuación en buenas condiciones y con la señalización adecuada, verificar el estado de los refugios temporales y realizar simulacros.
El volcán Popocatépetl está ubicado en el estado de Puebla, 72 kilómetros al sureste de la Ciudad de México. En sus inmediaciones viven alrededor de 40.000 personas.
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