Una mancha solar peligrosa: La mancha solar gigante AR3354 ya no está directamente frente a la Tierra, pero sigue siendo peligrosa. La mancha solar tiene un campo magnético 'beta-gamma-delta' que alberga energía para fuertes erupciones solares de clase X. Incluso una explosión lateral podría afectar a nuestro planeta con apagones de radio y CME de golpe oblicuo.
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA capturó esta imagen de una llamarada solar, como se ve en el destello brillante en el área superior derecha del Sol.
Una región del Sol conocida por su actividad intensa y bautizada como AR 3354 liberó una erupción solar de clase X el 2 de julio de 2023. Esta clase representa la máxima intensidad de energía que puede generar nuestro Sol, lo que pone de manifiesto así la extraordinaria magnitud del fenómeno ocurrido.
La llamarada llegó a una potencia de X1.0. La clase X describe los destellos más intensos, mientras que el número proporciona más información sobre su fuerza. Un X2 es el doble de intenso que un X1, un X3 es tres veces más intenso, etc.
El efecto de esta llamarada sobre la Tierra fue el de ionizar su atmósfera superior, lo cual produjo interferencias en las señales de radio de alta frecuencia que, en ese momento, se estaban transmitiendo en la cara del planeta orientada hacia el Sol.
Vídeo con las imágenes:
Esta actividad solar, claramente más intensa de lo previsto, aún no se comprende totalmente, pero su estudio podría ofrecer una mejor comprensión del Sol y permitir predicciones más precisas en el futuro.
Entender y pronosticar correctamente estos fenómenos es importante porque, como lo evidencia la reciente erupción, la actividad solar puede tener consecuencias directas en la Tierra, y no solamente provocar interrupciones en las transmisiones de radio. Una llamarada de suficiente intensidad puede interferir con las comunicaciones vía satélite, incluyendo los sistemas de navegación. Además, puede provocar variaciones en la red eléctrica, llegando incluso a causar cortes de luz. Asimismo, puede alterar las rutas migratorias de diversas especies animales.
A pesar de la gravedad que puede suponer un evento de estas características, la Tierra evitó un impacto más severo. La llamarada solar, tras alcanzar su máxima intensidad, decayó sin provocar incidentes adicionales. Los astrónomos no detectaron signos de una eyección de masa coronal, un fenómeno que suele acompañar a las llamaradas solares y que conlleva la expulsión de corrientes de plasma hacia el espacio.
Este fenómeno encaja dentro de la fase ascendente del ciclo solar actual. Este patrón sugiere que nos aguardan unos meses con una actividad solar potencialmente intensa, ya que estamos en ruta hacia el máximo solar que se produce cada 11 años.
Según datos del Observatorio Real de Bélgica, el recuento de manchas solares ha llegado a su máximo en 21 años, con un promedio en junio de 163 manchas solares diarias. Estos indicadores refuerzan la previsión de que nos encontramos en un período de significativa actividad solar.
La actividad que experimenta el Sol, con sus picos y mínimos, conocidos como máximo y mínimo solar, es un fenómeno bastante común que ocurre cada 11 años. Aunque no se comprenden del todo los factores que impulsan estos ciclos, los medimos en función del número de manchas solares, áreas temporales de intensa actividad magnética.
Las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal, causadas por el rompimiento y reconexión de las líneas del campo magnético del Sol, suelen producirse en zonas de manchas solares. A mayor cantidad de estas, más frecuentes son las erupciones.
El último mínimo solar se registró en 2020, marcando el fin del Ciclo Solar 24. Actualmente nos encontramos en el Ciclo Solar 25, con un máximo esperado alrededor de julio de 2025, según la NASA.
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