Cuando el avión de Joseph Dwyer tomó un giro equivocado en una nube de tormenta, el error dio sus frutos: el avión del físico atmosférico voló no sólo a través de una tormenta espantosa, sino también en un inesperado y misterioso encuentro con una especíe de nube de antimateria.
El vuelo tuvo lugar hace seis años, pero el equipo ahora informa el resultado (JR Dwyer et al J. Phys Plasma). "La observación es un rompecabezas", dice Michael Briggs, un físico de la NASA del Marshall Space Flight Center en Huntsville, Alabama, que no participó en el informe.
Según han descrito los protagonistas en la revista especializada 'Nature', el aparato atravesó una misteriosa nube de antimateria y los sensores instalados a bordo del avión captaron tres enormes picos de rayos gamma de 511 kiloelectronvoltios, prueba de que los electrones colisionaron con su antipartícula, el positrón, en un proceso conocido como aniquilación.
Cada pico de rayo gamma presentó una duración de una quinta parte de segundo: Dwyer y sus colaboradores aseguran que fueron acompañados por otros rayos gamma con ligeramente menos energía. Los científicos concluyeron que esos rayos gamma habrían perdido energía como resultado de viajar a cierta distancia y calcularon que una nube de positrones de breve duración (de uno o dos kilómetros) habría rodeado la aeronave. En cuanto al origen de esta nube, el equipo aún no ha encontrado una respuesta. "Hemos intentado modelar la producción de positrones durante cinco años", relata Dwyer.
Los electrones que se producen tras una descarga eléctrica en las nubes se aceleran casi a la velocidad de la luz y pueden generar rayos gamma que, a su vez, pueden generar pares de electrones y positrones. Sin embargo, el equipo de científicos no halló suficientes rayos gamma con la energía necesaria para producirlos.
Otra posible explicación es que los positrones se originaron de los rayos cósmicos, partículas del espacio exterior que colisionan con los átomos en la atmósfera superior para producir lluvias de corta duración de partículas altamente energéticas, incluyendo rayos γ. "Siempre hay como una ligera llovizna de positrones", dice Dwyer. En principio, podría haber algún mecanismo que condujo los positrones hacia el avión, dice. Pero el movimiento de positrones habría creado otros tipos de radiación, que el equipo no vio.
Los datos del equipo son una "firma de hierro fundido" de positrones, dice Jasper Kirkby, un físico de partículas que dirige un experimento que investiga una posible relación entre los rayos cósmicos y la formación de nubes en el laboratorio de física de partículas del CERN, cerca de Ginebra, Suiza. Sin embargo, "la interpretación tiene que ser clavado". En particular, dice, la estimación del equipo del tamaño de la nube de positrones no es convincente.
Si lo que dice Kirkby es correcto, y la nube era más pequeña que las estimaciones qué da el equipo de Dwyer, estó podría implicar que los positrones fueron aniquilando sólo en las inmediaciones de la aeronave, o incluso en la propia nave. Las alas podría haberse convertido en acusado, produciendo muy intensos campos eléctricos alrededor de ellos y el inicio de la producción de positrones, dice Aleksandr Gurevich, físico atmosférico en el Instituto de Física Lebedev en Moscú.
Extranotix.
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